martes, 25 de agosto de 2009

Retromovies Hoy: Scanners (1981)


237 personas en todo el mundo son "scanners", personas con unos increíbles poderes mentales. Darryl Revok es el más poderoso de los integrantes del grupo clandestino que ellos constituyen. Es el líder. Todos ellos poseen enormes poderes físicos con los que son capaces de controlar las mentes de los demás. Pueden provocar enormes dosis de dolor y sufrimiento en sus víctimas. El Doctor Paul Ruth descubre un scanner con más poderes que Revok y decidirá utilizarlo para acabar con el grupo.

Como no podía ser de otro modo, en Scanners Cronenberg plasma las recurrentes obsesiones que definen a grandes rasgos su particular, fascinante y brillantísima filmografía: la mutación del ser humano que le otorga un estado evolutivo superior al común de los mortales, el papel decisivo de la ciencia como promotor del cambio físico y mental del hombre, la decisiva actividad de organizaciones o compañías de ocultos, oscuros e inmorales objetivos, la paranoia conspiratoria, la influencia de los avances tecnológicos en la sociedad o el carácter auto e interdestructivo de la raza humana.

En este caso, son unos seres superdotados telepáticamente los que constituyen el quid de la cuestión, el factor esencial respecto al que gira toda la sorpresiva trama que nos ocupa. Estos sensacionales entes, poseedores de un poder asombroso de alcance desmesurado, son utilizados por una organización sin escrúpulos como el arma definitiva para ejercer un insólito control social. Sin embargo, la presencia de un villano rebelde (impresionante labor de un perverso Michael Ironside) cuyo fin es destruir todo lo que encuentra a su paso es el handicap que frena el plan de la citada compañía dedicada a la seguridad. Este "scanner" terrorista y desatado, que representa el mal personificado en su máxima expresión, contiene una crueldad, tiranía y desquiciamiento infinitos en su torturado interior. Como oposición a su malignidad suprema, tenemos en el otro extremo de la balanza a otro telépata portentoso al servicio del bien y del sentido común que, a la par que el absorbido espectador, irá descubriendo la fatal realidad que lo envuelve. Este radical antagonismo remite directamente a la que es, según el que esto escribe, la obra cumbre del director canadiense, Inseparables (Dead Ringers, 1988), donde se retrata otra lucha entre el bien y el mal en las figuras de dos hermanos contrarios íntimamente unidos e interdependientes que acabarán enfrentados con fatales consecuencias, como si de una suerte de revisión del mito de Caín y Abel se tratase.

Las inmensas facultades psíquicas de estos fenómenos de la ciencia, creados por la alocada y arriesgada experimentación del mad doctor de turno, les abocan a situaciones de marginalidad social. Incapaces de soportar una vida cotidiana que les permita interactuar con otros individuos, permanecen recluidos en guetos, en soledad o, sencillamente, ocultos como producto de la diferenciación que les aleja de mantener relaciones normales. Por lo tanto, a pesar de su carácter extraordinario, sin duda seres superiores al hombre vulgar, sufren la incomprensión, la amargura y la angustia existencial del que se sabe diferente, del que no encaja en la estructura preconcebida de la teórica normalidad. Unos intentan aunar esfuerzos pacíficamente, pero otros pretenden utilizar su posición privilegiada para someter a la sociedad a su dictado, llevados por sus ansias de venganza, delirios de grandeza o por su simple afán de poder total, corrompiendo su alma en aras de alcanzar un nivel de dominio.

En esta apasionante diatriba nos sitúa David Cronenberg, el autor que acuñaría el famoso concepto de la "Nueva Carne" en la magnífica, capital y en cierta forma pionera Videodrome (Videodrome, 1982), referente ineludible e influencia decisiva en la ciencia-ficción de qualité. Como es habitual en él, el lúcido realizador nos involucra en un mundo extraño y profundamente sórdido en el que ocurren sucesos inquietantes, fantásticos y terroríficos protagonizados por personajes siempre atormentados de incierto destino vital teñido por lo enfermizo. Pero algo que sorprende es su excepcional habilidad para crear un realismo asombroso si tenemos en cuenta lo enrevesado, delirante y estrambótico de sus premisas argumentales y consiguiente plasmación visual. Es decir, por muy impactante o inverosímil que sea lo mostrado, siempre existe la sensación de poder estar asistiendo a algo perfectamente plausible, lo que conlleva a que, como le ocurriría al manipulado Max Renn en Videodrome, seamos partícipes y nos involucremos hasta el fondo de la ficticia historia. La razón de este meritorio efecto hay que encontrarla en el hecho de que el director toma una base científica inventada para, desde ahí, hacer surgir cualquier elemento por alucinante que parezca con notable credibilidad.

Por otro lado, y retomando el interesante término de la "Nueva Carne", en Scanners, como en la práctica totalidad de la obra cronenbergiana, se nos ofrece una carnalidad, una fisicidad exacerbada. El cuerpo experimenta cambios a lo largo del relato, ya sean físicos o morales (o ambas cosas), y esa metamorfosis se retrata con todo lujo de detalles, sin ahorrarle al público la visión de grotescas mutaciones, estremecedoras lesiones u horribles muertes sanguinolentas (atención a la popular escena gore donde explota, literalmente, la cabeza de un "scanner"). La carne humana cambiante, fruto de la ambiciosa ciencia o de la imparable tecnología y a menudo acompañada de un componente filosófico o idealista, está unida indisolublemente a la mente y al comportamiento, de modo que todas las transformaciones físicas producen efectos secundarios colaterales en el aspecto psicológico de los personajes, afectándoles por partida doble.

El autor de Crash, a la manera de un cirujano, hunde su bisturí en las entrañas más purulentas y hasta podridas de la sociedad para, con precisión quirúrgica y analítica médica, extraer los miedos e inquietudes de un hombre moderno que se desenvuelve en un hábitat compuesto por lo artificial en gran medida. Es en este entorno no natural donde este ser deberá adaptarse a las nuevas condiciones, desarrollándose las complejas tramas de aura inconfundiblemente pesimista y, por consiguiente, apocalíptica. No en vano, existe una carencia de happy ends en toda regla que permitan el respiro del atenazado espectador, testigo de insanos y desasosegantes hechos. Más bien, los finales abiertos y ambiguos provocadores de múltiples interpretaciones son la marca de la casa.

Alejándose de la simpleza del estereotipo y puesto que la definición psicológica de los personajes creados por el canadiense carece de blancos y negros absolutos, nos encontramos con individuos dibujados con una interesante gama de grises que les otorga mayor interés si cabe, dotándoles de atractivos recovecos en su carácter normalmente impredecible. Como consecuencia de sus debilidades humanas, ninguno está exento del pecado y la corrupción, y es por ello que desprenden tal aureola de fascinación en su conjunto.

Junto al poderoso atractivo que irradian los personajes, hemos de destacar igualmente la impecable puesta en escena, tan fría, sencilla y aséptica como un recinto sanitario violado por macabros acontecimientos siempre relacionados con la degradación física y moral: un cuerpo abyecto junto a una mente que cae en la locura o la sinrazón. Aquí, el sentimentalismo es inexistente y presenciamos los sucesos con la frialdad del científico que observa un experimento, porque, aunque evidentemente el cine de Cronenberg produce sensaciones, éstas se hallan desvinculadas de cualquier relación con el efectismo emocional y se acercan en mayor medida a los instintos más bajos del hombre/espectador de hoy.

TITULO ORIGINAL: Scanners

TITULO HISPANO: Telekinesis

GENERO: Terror

PAIS: Canadá

DURACION: 99 Minutos

AÑO: 1981

ESTRENO EN DVD: 26-03-2003

DIRECTOR: David Cronenberg

GUION: David Cronenberg

INTERPRETES: Jennifer O'Neill, Lawrence Dane, Patrick McGoohan y Stephen Lack

PRODUCTOR: Claude Héroux

MUSICA: Howard Shore

FOTOGRAFÍA: Mark Irwin

MONTAJE: Ronald Sanders

*Fuente www.pasadizo.com y www.abandomoviez.net

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